Fuentes

 

Hasta hace solo unas décadas, el agua en el campo tenía una función que abarcaba unos valores donde se incluían aspectos más multidisciplinares de estos lugares de lo que hoy se puede entender en cuanto al uso de ésta en agricultura. Una extracción menos cuantiosa, una agricultura con menor número de hectáreas de regadío y unas condiciones meteorológicas más bondadosas a las actuales, lograban mantener numerosas surgencias por doquier. Se contaban por centenares las albercas y fuentes repartidas por el campo.

Estas aguas superficiales, además de mantener una función social y económica, lograban repercutir positivamente en la ecología del territorio. Los taxones de carácter herpetológico, así como aves, mamíferos, invertebrados e insectos enriquecían un medio rural y creaban una interrelación, tal es el caso de los insectos polinizadores con el resto del paisaje natural.
La administración y ciudadanía no han sabido ver todos los beneficios de manantiales y fuentes, y la gran mayoría de ellas hoy día son solo recuerdos o meros esqueletos de construcciones olvidadas.
La importancia de mantener las fuentes, nacimientos y albercas va más allá de simbologías o aspectos sentimentales. Es de imperiosa necesidad que la administración se implique para que las que aún se conservan lo hagan en el tiempo y que puedan ser estos enclaves lugares donde el tritón, los eslizones, las ortegas, o los planorbis enriquezcan una diversidad tan necesaria como interesante.
La mayor parte de los antiguos manantiales y fuentes de hace tan solo cincuenta años, hoy día se encuentran agostados y derruidos. Sepultados incluso de una sociedad que ni siquiera llegó a conocerlas. La falta de sensibilidad y desinformación sobre el verdadero valor de estos elementos ha hecho que no se tuvieran en cuenta ni por parte de propietarios ni tampoco desde la propia administración. Sin los datos necesarios, es difícil cuantificar todo lo que se ha perdido, ya sea desde el punto de vista antropológico o medioambiental. La zona agrícola irrigada ha aumentado en un 36% en los últimos 10 años, ello ha ocasionado que gran parte de las aguas superficiales sean cada vez más de carácter temporal. No hay estudios al respecto sobre la humedad ambiental que en estos años han modificado un paisaje donde se ha incrementado el arbolado, pero las aguas superficiales del medio natural se han visto tremendamente reducidas.
Muchas comunidades animales y vegetales, algunas de ellas en el límite de su orla de distribución, han visto descender sus poblaciones, incluso extinguirse a nivel local. Las aguas superficiales han aportado diversidad hasta llegar a la extenuación. Muchas de estas fuentes y manantiales han sido y son responsabilidad de la administración y debe de ser ésta la que vigile y aplique las medidas necesarias para su conservación.

FUENTES