Glosario y diccionario vernáculo

 

La controversia sobre el lenguaje ha sido motivo de conflictos territoriales e ideológicos desde siempre. Aunque nuestra lengua se fundamenta en orígenes latinos, Andalucía ha estado expuesta a ciertos hechos históricos que han configurado su particularidad lingüística. En el territorio andaluz existen dos variantes dialécticos que corresponden al sector occidental y al oriental. Cada cual con caracteres propios que, sin embargo, no siendo uniformes presentan, en cada región, ciudad o pueblo unas variantes propias. El andaluz, como dialecto de un lenguaje más ampliamente distribuido, y donde por diferentes motivos se relega a un plano inferior por cuestiones jerárquicas, sociales y políticas (Juan Carlos Moreno Cabrera, "La dignidad e igualdad de las lenguas", año 2000).

En la obra del catedrático de Filología Española en la Universidad de Granada José mondéjar "Dialectología andaluza" (Editorial Don Quijote, 1991) se comienza a hablar de rasgos diferenciadores de la lengua a partir del siglo XVIII, aunque en obras anteriores como “Cartas Marruecas” (1789) de José Cadalso, ya se mencionan particularidades lingüísticas.

Existen referencias más tempranas que datan de los siglos XV y XVI sobre estas particularidades. Tras la reconquista y durante siglos se dan repoblaciones con cristianos a medida que ésta avanza. Eso confiere unas particularidades fonéticas.
El catedrático de lengua José María Orozco (1945-2016) hace mención a las características meteorológicas, sociales y culturales para una transformación del lenguaje, donde se llega a pulir o limar palabras para un lenguaje más fluido e incluso cercano.

Así, y unidos a factores de la herencia arabesca donde se mantienen aún más de 4.000 palabras originarias del árabe hablado aquí hasta el siglo XV, se ha creado un dialecto donde el ceísmo perdura como seña de identidad. Otro rasgo típico es la utilización de una “H” aspirada para la construcción en determinadas ocasiones de la letra “S”
El lenguaje vernáculo utilizado en el municipio de Íllora está a su vez salpicado de palabras que generacionalmente han caído en desuso. En los cortijos habitados por gente mayor de “La Cañada de Gallego” se usan una serie de palabras que compartidas con algunas zonas rurales del sur de Jaén y la Subbética cordobesa recuerdan a un castellano antiguo, por ejemplo: Freillo, enmendallo, cocello. El sufijo de estas palabras es una característica dentro de lo que puede ser una dialéctica autóctona relicta ya y en extinción.

Por tanto, si hablamos de las peculiaridades gramáticas y fonéticas, tenemos que distinguir entre localismos, que serían aquellos que traspasan la geografía local y pueden ser usados en algunas localidades por un grupo limitado de personas; palabras en desuso, que tienden a desaparecer bien por complejo o por renovación de la lengua, y los propiamente vernáculos, que serán aquellas palabras o formas gramaticales propias y autóctonas de un determinado lugar y habladas por un número limitado de gente.

El dialecto, por tanto, y la utilización de palabras vernáculas ha sido vista desde un punto elitista con menosprecio y ha intentado ridiculizar una dialéctica no homogénea. Esto, unido a una nueva imposición gramatical desde la administración, acaba relegando y extinguiendo un lenguaje más plural donde, como ya se ha dicho, se tiende a homogeneizar la lengua.
Curioso resulta en esta batalla dialéctica cómo los extranjerismos salen beneficiados por las razones que se han expuesto anteriormente.

 

Palabras vernáculas

Ahollar (La paja): Meter paja en el pajar.

Alcarcil: Del morisco alcaucil. Alcachofa (verdura).

Almárciga o embarcadura: manojo o porción vegetal.
Según se dispongan las manos, la almárciga recibe la porción con las palmas juntas hacia arriba. La embarcadura une los pulgares e índice con las palmas verticales.

Amilas: Alpechín, residuo de la extracción de la aceituna en la fabricación de aceite.

Arrejundío: Desmantelado, hundido.

Arrejuntado: Pareja de hecho (Localismo).

Asendría: Sandía. Localismo de algunos puntos de Granada de origen morisco.

Bilordo: Persona despistada o algo mema.

Berracás: Llorar con mucha intensidad.

Bomborombillos: Ir subido a hombros de otra persona.

¡Cah!: Expresión exclamativa de negación.

Cagachín: Carbonero común (ave).

Caíllos: Semilla de abrojo con espinas.

Caz: Acequia.

Ceriana: Chaquetón largo, prenda invernal.

¡Cháh!: Expresión exclamativa que muestra asombro por algo.

Chifarrá: Corte de cierta entidad (Localismo).

Cibante o balate: Muro de contención de piedra.

Cinquina: Lotería de bolas.

Ehcurcar: Rebuscar en un montón de algo.

Ehzollón: Pequeño rasguño o descamadura en la piel.

Enmallao (desmallado): Con mucha hambre (Localismo).

Flih: derivación del anglicismo “Fly” (insecticida).

Follascá: Tontería. Hecho o dicho simple.

Folletá: Torpeza en expresar algo. Tontería. Localismo de algunas zonas granadinas.

Fumalla: Urraca (ave).

Gandingas: Comida de poca consistencia o alimento muy procesado.

Jerriza: Lugar con dolinas o rocas superficiales.

Jocino: Machete de hierro muy macizo y pesado usado para la tala y poda.

Julei: Juego de cartas con la baraja española.

Jumear: Darse prisa.

Líria: Pegamento a base de resinas y raíces para la captura de aves.

Minrra: Estornino.

Mojino: Rabilargo (ave).

Oraje: Climatología adversa (Localismo).

Pareta: Bancal realizado en fincas agrícolas para evitar el arrastre de tierra por escorrentías.

Parpucha: Asterácea silvestre comestible utilizada en recetas típicas.

Pinchín: Petirrojo (ave).

Pipo: Botijo, recipiente de barro para mantener agua fresca.

Pitroncha: Nombre de juego infantil.

Pohla: Lechada hecha de cemento que se utilizaba como capa fina en los suelos. Derivación de la marca de cemento más utilizada: “Portland”.

Quedarse Lucío: Hacer el ridículo.

Regüeldo: Eructo agrio.

Resculíh: Resbalar por un lugar con hielo o demasiado liso.

Tabalá: Golpe a un contrario.

Tabarro: Avispa (insecto).

Taramasqueo: Ruido sospechoso.

Tejeringos: Churros.

Tenguerengue: Estructura con bastante desequilibrio que se sustenta de mala manera (Localismo).

Tioelbotijo: Oropéndola (ave). En relación al sonido onomatopéyico.

Tontilindangón: Lelo.

Tronconero: Agateador común (ave).

Zisco: Carbón vegetal menudo.

Zumbío: Mucha cantidad de personas o cosas.