Gastronomía autóctona

 

Cocinar es algo de obligado uso si se quiere disponer de sustento y salud. Las sociedades siempre han cocinado con aquello que han tenido a mano y con la disponibilidad de los medios existentes. La movilidad geográfica ha hecho posible que nuestras mesas dispongan de una variada gama de productos. Cocinar es algo tan antiguo como lo es el conocimiento del fuego.

La cocina en Europa tomó cierta diversidad a partir de los movimientos migratorios hace unos ocho mil años de pueblos agricultores nómadas provenientes de Anatolia, que se establecieron en diferentes puntos en sus viajes bordeando el sector sureño de la costa europea hasta llegar a la Península Ibérica.

A partir de que la especie humana usa el fuego en la realización (por motivos higiénicos y de salud) de sus alimentos, se comienza a tener consciencia de que la cocina y los alimentos procesados pueden cambiar el mundo.

La cocina local está inspirada en las recetas e ingredientes fundamentales con los que se cuentan. Así, lo mismo que los habitantes romanos de zonas costeras fabricaban su salsa preferida “El Garum”, los pastores de La Mancha crearon su comida estrella: “Las migas”, con aquello que contaban, aunque el tiempo ha ido cambiando algunas de las recetas originales.

El clima continental extremo con el que cuenta el municipio de Íllora, de inviernos fríos y veranos muy calurosos, ha hecho agudizar el ingenio. Los potajes, las sopas frías, las recetas con verduras o estofados, los dulces de tradición árabe fritos con aceite y embadurnados de miel, las bebidas espirituosas y licores…son una celebración y un placer que se mantiene. Con sus variantes, con sus matices y aportaciones personales.

Es por tanto la cocina una suerte de creación que en estas latitudes conjuga recetas originales y mestizaje de otras, habiendo aportado mucho a la cultura y al patrimonio inmaterial que aún se mantiene vivo en las cocinas y despensas de los hogares del municipio.

GASTRONOMÍA AUTÓCTONA